El recordar que estaré muerto pronto es la herramienta más importante que he encontrado para ayudarme a tomar las grandes decisiones en la vida. Porque casi todo —todas las expectativas externas, todo el orgullo, todo temor a la vergüenza o al fracaso— todas estas cosas simplemente desaparecen al enfrentar la muerte, dejando sólo lo que es verdaderamente importante. Recordar que uno va a morir es la mejor manera que conozco para evitar la trampa de pensar que hay algo por perder. Ya se está indefenso. No hay razón alguna para no seguir los consejos del corazón. Steve Jobs
Estaba por terminar de leer un libro
para poder ser un poco más clara en la siguiente columna, pero la
verdad es que las señales para que ya escribiera de esto, eran tantas
que ya tengo que escribir, he visto tantas llamadas de alerta en una
de mis páginas favoritas de Facebook que no puedo dejar pasar por
alto. No diré el nombre de la página, pero me sorprende el hecho de
que a pesar de que la mayoría de las veces publican cosas muy
buenas, dos ocasiones publicaron unos textos o reflexiones que me
llamaron mucho la atención, y lo peor del caso es que los chavos (de
14 a 16 años) se sienten súper identificados con esto, dirán bueno
y esta loca a qué se refiere, bueno en los textos era como una
reflexión o carta de una chavita a su mamá, en resumen esa carta
decía que; si se la pasa en la Computadora, en su casa sin salir,
sin darle problemas, sin que saliera a fiestas y le decía siempre
que la quiere, porque siempre su mamá no está contenta o porqué
siempre dice que no hace nada; yo sólo me quedé con el ojo pelón,
no podía creer que una chavita no quisiera hacer nada, absolutamente
nada, ¡¿cómo nada más quiere estar sentada jugando a un montón
de jueguitos tontos?! ¡¿cómo que no quiere salir y descubrir el
Mundo?! ¡¿Porqué esta chavita prefiere tener una “vida virtual”
que una “vida real”?!
Como mencioné en el párrafo anterior;
hemos llegado tan alto en cuestión de tecnología pero hemos llegado
también tan bajo en las cosas tangibles, en las relaciones
interpersonales y nuestra capacidad de discernir de lo abstracto, en
lo que es bueno o lo que es malo, se ha ido apagando nuestra
capacidad de imaginar (esto es por falta de lectura); nos está
aplastando tanta información que no tenemos oportunidad de poder
pensar si lo que me están diciendo es verdaderamente cierto o si
para mi es lo correcto; los avances tecnológicos nos están
aplastando de tal manera que si nosotros como adultos no podemos con
ellos porque estamos alumbrados de tanto, ¡imagínense con un niño!.
En nuestra relaciones interpersonales nos están quedando grandes;
ahora la forma formal de conocer ha alguien es mediante el Facebook,
ya no es que te acercas en algún lugar y le pides su teléfono o la
invitas a salir de frente, ahora nos tenemos que esconder atrás de
alguna pantallita para poder decir las cosas.
Ahora que entro al Facebook y veo fotos
de mis sobrinos o hijos de mis amigas sólo veo que les toman fotos
con sus Ipads, con sus celulares a niños que tienen de 3 a 6 años
de edad, es alarmante ver a que punto hemos llegado que ya no se
tiene una conversación amena en la mesa, pareciera que los adultos
ganaron en cuestión de “modales” ya que los niños, ya no están
jugando con la comida, ya no están gritando, corriendo, saltando; y
muchos papás me dirán; “pero si tienen sus clases de fútbol o de
danza”; sí pero el niño no es niño si no está imaginando,
tocando las cosas con sus propias manos, si no esta corriendo y
descubriendo el Mundo, el niño no está teniendo la capacidad de
asombrarse al agarrar una lagartija y jugar con ella (por ejemplo).
Creo que muchos recuerdan cuando
empezaron los Game boy, bueno, recuerdo perfectamente que mis papás
nos decían a mis hermanos y a mi; “No se juega en la mesa y se
apaga la televisión” en ese momento volteaba los ojos hacia arriba
y ponía mi cara de fuchi, pero a cambio de apagar la televisión no
jugar en la mesa, teníamos increíbles platicas de cómo nos había
ido en la escuela, qué hicimos, qué aprendimos, nos contaban de
cuando eramos más pequeños, de mis abuelitos, de cuando eran
jóvenes, etcs.; es momento que hasta la fecha al menos los Domingos
nos juntamos todos en familia y tenemos estas increíbles
conversaciones; se apaga la televisión nos preparamos un café y nos
ponemos a platicar de cualquier tema.
Espero que pueda abrirle los ojos al
menos a unos cuantos, y que podamos estar al pendiente de poner un
equilibrio ha lo que nos estamos perdiendo como familia, como pareja
y como sociedad.